Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

El ex gobernador Francisco Cabeza de Vaca se convirtió oficialmente en prófugo de la justicia, por el delito de delincuencia organizada.

Y junto con él, su parentela, desde la mamá, la esposa, los dos hermanos y lo que se acumule.

La Fiscalía General de la República (FGR) solicitó y consiguió de un juez federal que se librara una nueva orden de aprehensión en contra de Cabeza de Vaca, mientras que el Instituto Nacional de Migración emitió una alerta para  detectar los movimientos de entrada y salida del país del ex gobernador quien tiene casa en Mission, Texas, pero  también en McAllen y San Antonio.

En junio del 2021 la FGR había tramitado y obtenido una orden de aprehensión contra Cabeza de Vaca y su parentela, acusados de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia  ilícita y defraudación fiscal.

La orden de aprehensión se declaró en suspenso luego de que el Congreso de Tamaulipas, sometido al control de Cabeza, se negó a desaforar a su jefe y tramitó un juicio de controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para determinar si  prevalecía o no el fuero.

En agosto de este año, la Suprema Corte declaró que Cabeza mantenía el fuero y que la orden de aprehensión se cancelaba, lo que el ex gobernador manejo como un caso de exoneración, lo que es falso, pues el juicio no ha empezado.

El 28 de febrero de 2021,  cuando ya era público que la FGR buscaba desaforarlo, Cabeza sacó a las calles –en plena pandemia de Covid y para lo cual la Secretaría de Salud, declaro semáforo verde, es decir que no había riesgo de contagios- a más de cinco mil burócratas ofreciéndole su apoyo al mandatario.

Además, manejo que se trataba de un ataque a los tamaulipecos, cuando en realidad es a él a quien acusan de  delincuente y ratero, no a los ciudadanos. El no defendió a Tamaulipas, se defendió asimismo, usando dinero del erario público.

Esa marcha no impidió que el 30 de abril de ese año la Cámara de Diputados lo desaforara.

En mayo del 2022, en plena campaña electoral, Cabeza de Vaca dio una conferencia de prensa en la que envalentonado dijo que “para todos tengo” y filtró el rumor, a través de su prensa afín, que había varias órdenes de aprehensión contra varios alcaldes de Morena y contra un hijo de Américo Villarreal. Era una maniobra con la que buscaba inhibir el voto opositor, pero no lo logró y al final  Morena ganó con 88 mil votos de diferencia.

Y esa diferencia se logró no obstante que se calcula que el PAN compro más de 200 mil votos  repartiendo de 500 a 3,000 pesos por voto, más fuertes cantidades entregadas a los operadores.  Al final la fallida campaña de César Verástegui se estima que costó más de 600 millones de pesos, cuatro veces más del tope autorizado.

Y con todo y que los panistas hicieron todo para robarse la elección, después se dijeron robados. Los rateros se dijeron robados. ¡Vaya cinismo!

Cabeza de Vaca ya ésta fuera del país. El gobierno mexicano va a tardar meses o años en atraparlo, pero al final va a caer, como Tomás Yarrington, Emilio Lozoya, César Duarte, Javier Duarte, Jaime Rodríguez y muchos más.

Cuando el Estado mexicano se lo propone, todos caen, hasta Joaquín Hernández, Raúl Salinas, El Negro Durazo, Ernesto Caro Quintero. Hay quien pueda evadir la justicia un tiempo, pero  no por siempre.

En el caso de Cabeza, no tarda el gobierno de los Estados Unidos en ir por él. Saben que es un criminal que se amparo en la gubernatura para cometer desmanes. Pero lo tenían checado. Eso, ni lo dude.