Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

El 15 de diciembre, a más tardar, se debe aprobar el presupuesto de ingresos y egresos de la federación.

Gobernadores y alcaldes recurren a diputados federales y senadores para que se les autoricen recursos superiores a los del 2019. Que pidan más, es lo natural, por lo menos debe conseguir lo que ejercerán en el 2019, más el índice inflacionario.

El Presidente López Obrador ya les dijo a los alcaldes que no los va a ayudar y poco faltó para que los amenazara con quejarse con sus mamacitas si siguen pidiendo más recursos.

Para colmo dice que lo que sí les ofrece es asesoría para recortar el gasto. El problema es que para él recortar es quitarle dinero a la salud, el campo, las universidades, a los organismos autónomos. Ya nomás falta que desaparezca al ejército, la marina, a la guardia nacional y a las policías. Total, si no combaten a los anarquistas ni al crimen organizado, ¿para qué están?

Ya ni siquiera se puede pensar en enviarlos a limpiar plazas, avenidas y las orillas de las carreteras, para eso están los Jóvenes Construyendo el Futuro.

En otro tema, a una semana del “culiacanazo”, la pregunta de los 64 mil dólares es si ese hecho ¿será el Ayotzinapa de Andrés Manuel López Obrador?

Y es que los mexicanos tienen memoria muy corta y ya se les olvido que Enrique Peña Nieto vapuleó en las urnas a López Obrador y le ganó con una ventaja de más de tres millones de votos.

De 2012 a 2014, Peña Nieto unió a todos los partidos con su Pacto por México y se aprobaron todas sus reformas estructurales de las que nos dijeron que nos iban a permitir pasar de un país en vías de desarrollo –tenemos 50 años así—a uno del primer mundo.

Pero el 26 de septiembre de 2014 se presentó el caso de Ayotzinapa. Era un problema de carácter estatal, pero la izquierda, incluido López Obrador, se lo adjudicaron a Peña Nieto y poco faltó para que lo responsabilizaran de ser el autor intelectual y material de los asesinatos de los estudiantes ladrones de autobuses.

El gobierno peñista no supo manejar ese caso y Peña Nieto se convirtió en un Presidente de a mentiritas. En dos años paso de la gloria al infierno.

Hoy López Obrador goza de la popularidad que le dieron sus 30 millones de votos, de la misma manera que Peña Nieta disfruto durante dos años de sus 19 millones de votos, pero la popularidad se le acabo y a falta de un mecanismo para quitarlo, los mexicanos se dieron gusto ridiculizándolo, de la misma manera que hoy hacen con López Obrador.

Insistimos, ¿el culiacanazo será el Ayotzinapa de López Obrador?

El tiempo lo dirá, Peña Nieto se perdió en los últimos cuatro años de su gobierno y AMLO parece perdido desde el primer día que llegó, con el agregado del caso Culiacán, que ya se lo han criticado medios de comunicación internacional a los que seguramente tachará de conservadores y fifís, el termino con que seguramente lo tachará la historia dentro de un par de lustros.